Me llamo Fco. Javier Rojano, resido en la localidad de Baena y desde que era pequeño he sentido una gran pasión por todo aquello que tanga que ver por la ciencia en general.
Antes de aficionarme a la astronomía, a los 12 años empecé ha hacer algunos pinitos con la química, intentaba fabricar algunos compuestos que venían en el libro de ciencias naturales del colegio, aunque también los temas relacionados con la óptica me apasionaban. Recuerdo que cuando compraba el libro para el curso que entraba, antes de empezar las clases ya había leído los temas que trataban sobre astronomía. Al término de la E.G.B. me pasé ese verano leyendo la bibliografía astronómica que había en la biblioteca local.
Llegó el momento en que quería ver todo aquello que venía en los libros, pero un chaval de 14 años no tenía dinero para comprarse lo más mínimo que se pareciese ni siquiera a unos prismáticos. Sin embargo, un amigo mío aficionado a la naturaleza, me prestó unos de 10X50 con los que pude ver por primera vez aquellas imágenes de M42, M31, el doble de Perseo. Por aquel entonces no era necesario salir al campo para hacer buenas observaciones, ya desde el patio de casa podía ver toda la Vía Láctea.
Así transcurrió todo hasta que fui a la universidad de Granada. Allí conocí a los compañeros de la Agrupación Astronómica de Granada, con los que pude hacer mis primera salidas y observar por telescopios decentes. Gracias a uno de los miembros, Ignacio de la Cueva, pude adquirir en USA mi primer telescopio, un Bausch&Lomb 6000 con motor en A.R., un catadióptrico de 15cm, no estaba mal para un principiante. Mi hicieron en una tornería una montura endeblilla y con este instrumento pude hacer mis primeras observaciones. Empecé a disfrutar de lo lindo de esta gran afición. Me lancé ha hacer algunas fotografías, como el Hyakutake, el Hale-Boop, así como algunas de las constelaciones.
No hacía con él observaciones en el campo, aunque no hacía falta. En el patio de casa tenía un cielo excelente. Las observaciones de cúmulos y algún que otro objeto eran muy aceptables. Aún recuerdo las imágenes de Júpiter y Saturno.
Con este instrumento estuve 9 años años hasta que llegó el momento de que quería algo más. Buscaba algo más potente, automático. Empecé a buscar y lo que encontraba era carísimo, hasta que la empresa Meade sacó la serie LX90, un telescopio catadióptrico de 20 cm con función GOTO. Era todo lo que buscaba. A partir de aquí vino una serie de adquisiciones, oculares, filtros, etc, hasta el siguiente gran salto. También fue en esta época cuando junto a un par de amigos fundamos la Agrupación Astronómica "Ptolomeo" en la localidad. Asimismo, me uní a la Agrupación Astronómica de Sabadell.
En el verano de 2.005, por fin pude ver echo realidad uno de los sueños de todo aficionado, y era el disponer de un observatorio propio. Tras ver varios modelos, al final me decanté por un diseño igual al de mi amigo y compañero de afición Jesús R. Sánchez. Tras una serie de gestiones en una carpintería metálica y una espera eterna de 6 meses al fin la montaron en la terraza del bloque donde resido. Instalé en él el Meade LX90, y comenzó una nueva era para mí. Ahora las observaciones se hacían más cómodas. Ese año también me hice con dos webcams Toucam Pro para fotografía planetaria y lunar, así como una Canon 300D para la fotografía de cielo profundo
Otro gran salto fue la adquisición ese mismo año de un refractor Takahashi FS102, un refractor apocromático de fluorita de 102 mm abertura. Son refractores de una alta calidad de imagen, famosos por su contraste y definición de imagen, así como unos excelentes astrógrafos. Posee la mejor relación calidad-precio del mercado.
Ahora dedico mis observaciones a un poco de todo, ya me gusta tanto la fotografía como la observación planetaria, de cielo profundo. Sólo me queda dar el gran salto a la tecnología CCD.